L’hypothèse d’un cosmos abritant d’autres mondes que le nôtre, habités de créatures rationnelles non humaines, hante l’œuvre de maturité de Benito Feijoo. Depuis l’Antiquité, la vraisemblance de mondes pluriels implique la périlleuse articulation de trois plans : les physiques cosmique et terrestre, la métaphysique et la théologie. Feijoo adopte d’abord un positionnement insatisfaisant : la doctrine de la double vérité, qui prend acte de l’insoluble antagonisme entre le probabilisme astronomique et une certaine orthodoxie scolastique. Se proposant de dépasser le paradoxe de deux assertions s’excluant l’une l’autre, il élabore en 1760, à la fin de sa vie, une alternative strictement métaphysique : le « Sistema máximo », où la cosmologie galiléenne et son corrélat, la pluralité des mondes, accèdent à la qualité d’« évidence métaphy- sique » virtuelle. Cette étonnante résolution de l’oxymore de la double vérité est-elle une fiction destinée à préserver une probabilité scientifique ou une échappatoire congédiant la science ? S’insinue alors soudainement dans l’essai de Feijoo la possibilité d’un spinozisme subreptice, dont celui-ci se défend sans délai. Comment expliquer la déroutante irruption de l’auteur de l’Éthique ?
La posibilidad que el cosmos encierre otros mundos que el nuestro, con criaturas racionales distintas de la especie humana, se hace cada vez más insistente en la obra madura de Benito Feijoo. Desde la Antigüedad, la verosimilitud de mundos plurales supone la intrincada y peligrosa articulación de tres planos: las fÃsicas cósmica y terrestre, la metafÃsica y la teologÃa. En un primer momento, Feijoo abraza la doctrina de la doble verdad, una posición insatisfactoria que sanciona el insoluble antagonismo entre el probabilismo astronómico y cierta ortodoxia escolástica. Proponiéndose superar la paradoja de dos asertos que se excluyen mutuamente, Feijoo elabora en 1760 una alternativa estrictamente metafÃsica: el «Sistema máximo», en el que la cosmologÃa galileana y su correlato, la pluralidad de los mundos, acceden a la calidad de «evidencia metafÃsica» virtual. ¿Esa singular resolución del oxÃmoron de la doble verdad es una ficción encaminada a preservar una probabilidad cientÃfica o una escapatoria que arruina la ciencia? Se insinúa, finalmente, en el ensayo de Feijoo, la posibilidad de un espinosismo subrepticio, del que se defiende sin demora. ¿Cómo explicar la desconcertante irrupción del autor de la Ética?
La posibilidad que el cosmos encierre otros mundos que el nuestro, con criaturas racionales distintas de la especie humana, se hace cada vez más insistente en la obra madura de Benito Feijoo. Desde la Antigüedad, la verosimilitud de mundos plurales supone la intrincada y peligrosa articulación de tres planos: las fÃsicas cósmica y terrestre, la metafÃsica y la teologÃa. En un primer momento, Feijoo abraza la doctrina de la doble verdad, una posición insatisfactoria que sanciona el insoluble antagonismo entre el probabilismo astronómico y cierta ortodoxia escolástica. Proponiéndose superar la paradoja de dos asertos que se excluyen mutuamente, Feijoo elabora en 1760 una alternativa estrictamente metafÃsica: el «Sistema máximo», en el que la cosmologÃa galileana y su correlato, la pluralidad de los mundos, acceden a la calidad de «evidencia metafÃsica» virtual. ¿Esa singular resolución del oxÃmoron de la doble verdad es una ficción encaminada a preservar una probabilidad cientÃfica o una escapatoria que arruina la ciencia? Se insinúa, finalmente, en el ensayo de Feijoo, la posibilidad de un espinosismo subrepticio, del que se defiende sin demora. ¿Cómo explicar la desconcertante irrupción del autor de la Ética?