Au Siècle d’or, l'emploi du mot conseja permet de désigner une double réalité. Le terme dénote aussi bien le « conte merveilleux » (cuento de vieja), dans une désignation restreinte, que le récit archaïque et invraisemblable (ficción fabulosa), dans une dénotation plus ample (conte merveilleux, récit milésien, fable animale, histoire mythologique). Cette analyse vise ainsi à montrer les multiples formes et acception de la conseja pendant la Renaissance, en insistant tout particulièrement sur Cervantès. D’un point de vue génétique, nos recherches considèrent en effet sous un nouveau jour le développement de la littérature européenne et cherchent à combler le vide qui existait entre la publication des favole italiennes de G.F. Straparola et de G. Basile (1550-1636) et les contes de Ch. Perrault en France (1597) : l’Espagne a, elle aussi, participé à la « mode des contes de fées », et Cervantès en fut le principal artisan lorsqu’il publia les Novelas ejemplares (1613).
Durante el Siglo de Oro, la voz conseja refería a dos realidades distintas: corres- pondía al «cuento maravilloso» (cuento de vieja) en un sentido restringido, y a un relato arcaico e inverosímil (ficción fabulosa) en otro, más abierto, que incluía el cuento maravilloso, pero también el relato milesio, el apópolo de animales y la historia mitológica. Este análisis propone pues señalar las múltiples formas y acepciones de la conseja durante el Renacimiento, insistiendo especialmente en la obra de Cervantes. Desde un punto de vista genético, estas investigaciones arrojan nueva luz sobre el desarrollo de la literatura europea y la laguna que mediaba entre la publicación de las favole italianas de G.B. Straparola y G. Basile (1550-1636) y los cuentos de Ch. Perrault en Francia (1597): también España entró en la «moda de los cuentos de hadas»; y Cervantes fue el principal artífice español de esta etapa literaria cuando publicó en 1613 sus Novelas ejemplares.
Durante el Siglo de Oro, la voz conseja refería a dos realidades distintas: corres- pondía al «cuento maravilloso» (cuento de vieja) en un sentido restringido, y a un relato arcaico e inverosímil (ficción fabulosa) en otro, más abierto, que incluía el cuento maravilloso, pero también el relato milesio, el apópolo de animales y la historia mitológica. Este análisis propone pues señalar las múltiples formas y acepciones de la conseja durante el Renacimiento, insistiendo especialmente en la obra de Cervantes. Desde un punto de vista genético, estas investigaciones arrojan nueva luz sobre el desarrollo de la literatura europea y la laguna que mediaba entre la publicación de las favole italianas de G.B. Straparola y G. Basile (1550-1636) y los cuentos de Ch. Perrault en Francia (1597): también España entró en la «moda de los cuentos de hadas»; y Cervantes fue el principal artífice español de esta etapa literaria cuando publicó en 1613 sus Novelas ejemplares.