En 1564, paraît à Guadalajara, une miscellanée d’histoire antique, intitulée Memorial de cosas notables. Son auteur, le quatrième duc de l’Infantado, Íñigo López de Mendoza y Pimentel, a conçu cet ambitieux ouvrage tel un miroir du prince à l’usage de son fils aîné et successeur au titre ducal, comme il le souligne en son prologue. Impeccable travail philologique où quelque cinq cents anecdotes tirées de près de deux cents sources différentes sont accompagnées d’un impressionnant appareil critique, le Memorial de cosas notables consacre son auteur comme humaniste. Dans le respect scrupuleux des textes qu’il a compilés ainsi que dans le refus absolu de commenter les récits sélectionnés, l’auteur manifeste son choix d’un discours historique ad narrandum et non ad probandum. En invitant le destinataire de son imposante miscellanée à la compléter de passages puisés dans les volumes de la magnifique bibliothèque du lignage Mendoza, il couronne le prince humaniste comme modèle du bon gouvernant.
En 1564, se publica en Guadalajara una miscelánea de historia antigua titulada Memorial de cosas notables. Su autor, el cuarto duque del Infantado, Íñigo López de Mendoza y Pimentel, concibió esa ambiciosa obra como un espejo de príncipes para su hijo mayor y sucesor al título ducal, como lo subraya su prólogo. Impecable trabajo filológico en el que unas quinientas anécdotas, sacadas de casi doscientas fuentes diferentes, van acompañadas de un impresionante aparato crítico, el Memorial de cosas notables consagra a su autor como humanista. El respeto escrupuloso de los textos compilados, así como el rechazo terminante de comentar los relatos seleccionados, manifiestan en ése la elección de un discurso histórico ad narrandum y no ad probandum. Por otra parte, mediante la invitación, hecha a su destinatario, de completar la imponente miscelánea con fragmentos de su propia cosecha sacados de los volúmenes de la magnífica biblioteca del linaje de los Mendoza, corona al príncipe humanista como modelo del buen gobernante.
En 1564, se publica en Guadalajara una miscelánea de historia antigua titulada Memorial de cosas notables. Su autor, el cuarto duque del Infantado, Íñigo López de Mendoza y Pimentel, concibió esa ambiciosa obra como un espejo de príncipes para su hijo mayor y sucesor al título ducal, como lo subraya su prólogo. Impecable trabajo filológico en el que unas quinientas anécdotas, sacadas de casi doscientas fuentes diferentes, van acompañadas de un impresionante aparato crítico, el Memorial de cosas notables consagra a su autor como humanista. El respeto escrupuloso de los textos compilados, así como el rechazo terminante de comentar los relatos seleccionados, manifiestan en ése la elección de un discurso histórico ad narrandum y no ad probandum. Por otra parte, mediante la invitación, hecha a su destinatario, de completar la imponente miscelánea con fragmentos de su propia cosecha sacados de los volúmenes de la magnífica biblioteca del linaje de los Mendoza, corona al príncipe humanista como modelo del buen gobernante.