La pensée politique espagnole de la fin du XVIe et du début du XVIIe siècle se fait l’écho des préoccupations que représentait « la fausse ou mauvaise raison d’État » de Machiavel et tente de reformuler, à partir de prémisses plus ou moins éthiques, idéalistes ou réalistes, la « vraie et juste raison d’État ». Les nouveaux traités n’ont pas la finalité de refléter la divinité à la manière des specula principum afin que le prince puisse contempler son image à travers le miroir, mais ils tentent de reconstruire le miroir brisé par les théories de Machiavel. Cette recomposition du miroir ne renvoie que des images déformées et implique un certain perspectivisme. Le prince pour satisfaire à la fois la praxis politique et la morale ne dispose pas d’un seul modèle d’action : il doit conjuguer et utiliser les moyens de la raison d’État et s’adapter au contexte politique. Le prince doit agir en fonction de la charge qui est la sienne et de la finalité de l’État.
El pensamiento político español de finales del siglo XVI y principios del siglo xvii recoge las preocupaciones que representaba la «falsa o mala razón de Estado» de Maquiavelo, y desde premisas más o menos eticistas, idealistas o realistas intenta formular la «verdadera y buena razón de Estado». Son los nuevos tratados que procurarán, no ya a modo de specula principum reflejar la divinidad para que el príncipe pueda mirarse y retratarse a través del espejo; sino que, procurando reconstruir el espejo quebrado por las doctrinas maquiavelistas, los trozos que quedarán finalmente recompuestos reflectarán la deformación en un juego de espejos que conllevará al perspectivismo. No hay un único modelo de acción para que el príncipe satisfaga a la vez la praxis política y las exigencias morales, el príncipe o el gobernante deberá conjugar y utilizar los medios de la razón de Estado para acomodarse a la ocasionalidad política que le demanda el ejercicio de su actividad y el fin específico del Estado.
El pensamiento político español de finales del siglo XVI y principios del siglo xvii recoge las preocupaciones que representaba la «falsa o mala razón de Estado» de Maquiavelo, y desde premisas más o menos eticistas, idealistas o realistas intenta formular la «verdadera y buena razón de Estado». Son los nuevos tratados que procurarán, no ya a modo de specula principum reflejar la divinidad para que el príncipe pueda mirarse y retratarse a través del espejo; sino que, procurando reconstruir el espejo quebrado por las doctrinas maquiavelistas, los trozos que quedarán finalmente recompuestos reflectarán la deformación en un juego de espejos que conllevará al perspectivismo. No hay un único modelo de acción para que el príncipe satisfaga a la vez la praxis política y las exigencias morales, el príncipe o el gobernante deberá conjugar y utilizar los medios de la razón de Estado para acomodarse a la ocasionalidad política que le demanda el ejercicio de su actividad y el fin específico del Estado.